LA VERDAD DEL EVANGELIO

CONFERENCIAS SOBRE AVIVAMIENTOS DE RELIGIÓN

por el Rdo. CHARLES G. FINNEY

 

CONFERENCIA II

CUÁNDO UN AVIVAMIENTO SE ESPERA

 

TEXTO. --¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?--Salmo 85:6

Este salmo parece haber sido escrito al inicio del regreso del pueblo de Israel de la cautividad de Babilonia; como fácilmente se ve por el lenguaje. El salmista sintió que Dios había sido muy favorable al pueblo, y mientras contemplaba la bondad del Señor por traerlos de vuelta de la tierra donde habían sido llevados cautivos, y mientras veía los prospectos ante ellos, irrumpe en una oración para un Avivamiento de Religión, "¿no volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?" Ya que Dios en su providencia había restablecido las ordenanzas de su casa entre ellos, ora que pueda haber un avivamiento de religión para coronar la obra.

El viernes pasado intenté mostrar lo que no era un avivamiento de religión; lo que es un avivamiento; y las agencias empleadas en promocionarlo. Los temas que quiero llamar su atención esta noche son:

I. Cuándo se necesita un avivamiento

II. La importancia del avivamiento cuando se necesita

III. Cuándo el avivamiento se espera.

 

I. ¿CUÁNDO SE NECESITA UN AVIVAMIENTO?

1. Cuando hay una falta de amor fraternal y confianza cristiana entre los observantes de religión, entonces se necesita un avivamiento. Entonces hay un llamado fuerte para que Dios reviva su obra. Cuando los cristianos se han hundido en un estado bajo de apostasía, no tienen, ni deben tener, ni hay razón para que tengan, el mismo amor y confianza hacia unos y otros, como cuando están vivos todos, y activos, viviendo vidas santas. El amor de benevolencia puede ser el mismo, pero no el amor de complacencia. Dios ama a todos los hombres con amor de benevolencia, pero no siente amor de complacencia hacia nadie excepto por quienes viven en santidad. Los cristianos no aman y no pueden amarse los unos a los otros con el amor de complacencia, sólo en proporción a su santidad. Si el amor cristiano es el amor de la imagen de Cristo en su pueblo, entonces nunca puede ejercerse sólo donde esa imagen real o aparentemente exista. Una persona debe reflejar la imagen de Cristo, y mostrar el espíritu de Cristo, antes de que otros cristianos puedan amarlo con amor de complacencia. Es en vano pedir a cristianos que se amen unos a otros con el amor de complacencia, como cristianos, cuando están hundidos en estupidez. No ven nada en uno y el otro para producir este amor. Es casi imposible que deban sentir lo contrario hacia otros que hacia los pecadores. Meramente el saber que pertenecen a la iglesia, verlos ocasionalmente en la mesa de la comunión, no producirá amor cristiano, a menos que vean la imagen de Cristo.

2. Cuando hay disensiones, celos, y murmuraciones entre los observantes de religión, entonces hay una gran necesidad de avivamiento. Estas cosas muestran que los cristianos se han alejado de Dios, y es tiempo para pensar seriamente en un avivamiento. La religión no puede prosperar con tales cosas en la iglesia, y nada puede poner fin a eso como un avivamiento.

3. Cuando hay un espíritu mundano en la iglesia. Es claro que la iglesia está hundida en un estado bajo de apostasía cuando se ven cristianos conformarse al mundo en vestido, carruajes, fiestas, búsqueda de entrenamientos mundanos, lectura de novelas, y otros libros que el mundo lee. Muestra que están lejos de Dios, y que hay gran necesidad de un avivamiento de religión.

4. Cuando la iglesia encuentra a sus miembros que caen en pecados escandalosos y vulgares, entonces es tiempo para que la iglesia despierte y clame a Dios por un avivamiento de religión. Cuando tales cosas están tomando lugar, como dar a los enemigos de religión una ocasión de reproche, es tiempo para que la iglesia pregunte a Dios, "¿Qué será de tu gran nombre?

5. Cuando hay un espíritu de controversia en la iglesia o en la tierra, un avivamiento es necesario. El espíritu de religión no es el espíritu de controversia. No puede haber prosperidad en la religión donde prevalece el espíritu de controversia.

6. Cuando los perversos triunfan sobre la iglesia y la denigran, es tiempo de buscar un avivamiento de religión.

7. Cuando los pecadores son descuidados y estúpidos, y están hundiéndose hacia el infierno sin preocupación, es tiempo que la iglesia se reanime. Es tanto el deber de la iglesia de despertar como el de los bomberos es despertarse cuando hay un incendio durante la noche en una gran ciudad. La iglesia debe apagar el fuego del infierno que está sobre los perversos. ¡Dormir! ¿Acaso deben dormir los bomberos, y que se consuma toda la ciudad?, ¿qué se pensaría de tales bomberos? Y sin embargo su culpa no se compararía con la culpa de los cristianos que duermen mientras los pecadores alrededor se hunden neciamente en las llamas del infierno.

II. VOY A MOSTRAR LA IMPORTANCIA DE UN AVIVAMIENTO DE RELIGIÓN EN TALES CIRCUNSTANCIAS

1. Un avivamiento de religión es lo único que puede quitar el reproche que cubre a la iglesia, y restaurar la religión al lugar que debe tener en la estimación del público. Sin un avivamiento, este reproche cubrirá a la iglesia más y más, hasta que esté abrumada con el desdén universal. Ustedes pueden hacer lo que quieran, y pueden cambiar los aspectos de la sociedad en algunas cosas, pero no harán un bien real; será peor sin un avivamiento de religión. Pueden salir y construir una nueva casa espléndida de culto, y forrar los asientos con damasco, poner un púlpito caro, conseguir un órgano magnífico, y todo de ese tipo de cosas, para echar la casa por la ventana, y de esa forma puedan procurar un respeto por la religión entre los perversos, pero en realidad no hace bien. Más bien lastima. Los confunde en cuanto a la verdadera naturaleza de la religión, y hasta ese momento de convertirlos, los aleja de la salvación. Vean donde han rodeado el altar del cristianismo con esplendor, y verán que la impresión producida es contraria a la verdadera naturaleza de la religión. Debe haber una energía que despierte, de parte de los cristianos, y un derramamiento del Espíritu de Dios, o el mundo se reirá de la iglesia.

2. Ninguna otra cosa más va a restaurar el amor y la confianza cristianas entre los miembros de la iglesia. Nada más que un avivamiento de religión puede restaurarlo, y ninguna otra cosa más debe restaurarlo. No hay otra manera de despertar ese amor de cristianos del uno por el otro, que a veces sentimos, cuando tienen tal amor que no pueden expresar. No se puede tener tal amor sin confianza; y no se puede restaurar la confianza sin tal evidencia de piedad como se ve en un avivamiento. Si el ministro se da cuenta que ha perdido en cualquier grado la confianza de la gente, debe trabajar por un avivamiento como el único medio de volver a ganar la confianza. No quiero decir que esto debe ser su motivo para trabajar por un avivamiento como el único medio de volver a ganar la confianza, sino que un avivamiento mediante la instrumentalidad del ministro, y normalmente nada más, le restaurará la confianza de la parte de la oración de su gente. Entonces si un anciano o un miembro común de la iglesia se da cuenta de que un hermano es frío hacia él, sólo hay una manera de remediarlo. Es mediante que él mismo se avive, derramando de sus ojos y de su vida el esplendor de la imagen de Cristo. Este espíritu agarrará y se propagará en la iglesia, y la confianza se renovará, y el amor fraternal prevalecerá de nuevo.

3. En ese momento es indispensable un avivamiento de religión para apartar los juicios de Dios de la iglesia. Esto sería una predicación extraña si los avivamientos fueran sólo milagros, y si la iglesia no tuviera, más agencia en producirlos que lo que tiene para hacer una tormenta eléctrica. Decir a la iglesia que a menos que haya un avivamiento uno puede esperar juicios, entonces sería ridículo como decir, si no tienen una tormenta eléctrica, pueden esperar juicios. El hecho es que los cristianos tienen más culpa por no ser avivados que los pecadores por no haberse convertido. Y si no son despertados, con seguridad pueden saber que Dios los visitará con sus juicios. ¡Cuán frecuente Dios visitaba la iglesia judía con juicios porque no se arrepentían y no eran avivados al llamado de sus profetas! Cuán frecuente hemos visto a las iglesias, incluso denominaciones enteras, maldecir con maldición porque no despiertan y buscan al Señor y oran: "¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?"

4. Nada más que un avivamiento de religión puede preservar una iglesia así de exterminio. Una iglesia en declive así no puede continuar existiendo sin un avivamiento. Si recibe miembros nuevos, formarán parte, en su mayoría, de personas impías. Sin avivamientos no será normalmente tantas personas convertidas como mueren una tras otra en un año, y no habrá ningún avivamiento para convertir a otras en su lugar hasta que la iglesia se haya acabado y la organización se haya disuelto.

Un ministro me dijo que había sido misionero en Virginia, en la tierra donde un hombre como Samuel Davies brilló e iluminó como una antorcha ardiente; y que la iglesia de Davies se había reducido tanto como a un miembro varón, y él, si bien recuerdo, era de color. La iglesia se había vuelto orgullosa y se estaba acabando. Supe de una iglesia en Pensilvania, que estaba floreciendo, pero descuidó los avivamientos, y se redujo tanto que el pastor tuvo que mandar a la iglesia vecina por un anciano gobernante cuando se daba la comunión. ¿Por qué no en ese caso dejar a cualquier miembro de la iglesia, mujer u hombre, que distribuyera los elementos? ¿Era indispensable tener un anciano?

5. Nada más que un avivamiento de religión puede prevenir los medios por la gracia que hagan gran daño a los impíos. Sin un avivamiento, se endurecerán más y más bajo la predicación, y experimentarán una condenación más horrorosa que la que tendrían si nunca hubieran oído el evangelio. Sus hijos y amistades tendrían un destino más terrible en el infierno, en consecuencia de los medios por la gracia, si no hay avivamientos para convertirlos a Dios. Mejor están ellos si no hay medios por la gracia, sin santuario, sin Biblia, sin predicación, y si ellos nunca oyen el evangelio, que vivir y morir donde no hay avivamiento. El evangelio es olor de muerte para muerte, y si no se hace el olor de vida para vida.

6. No hay otro modo en el que una iglesia pueda santificarse, crecer en gracia, y estar apta para el cielo. ¿Qué es gracia creciente? ¿Acaso es oír sermones y obtener nociones nuevas sobre religión? No, no es tal cosa. El cristiano que hace eso, y nada más, va de mal en peor, y se endurece más y más, y cada semana le es más difícil levantarse para cumplir su deber.

III. VOY A MOSTRAR CUÁNDO UN AVIVAMIENTO PUEDE ESPERARSE

1. Cuando la providencia de Dios indica que un avivamiento está próximo. Las indicaciones de la providencia de Dios son a veces tan simples como para ser iguales a una revelación de su voluntad. Hay una conspiración de eventos para abrir paso, una preparación de las circunstancias para favorecer un avivamiento, para que aquellos que se asoman puedan ver que un avivamiento está próximo, tan plenamente como si se hubiera revelado desde el cielo. Han ocurrido casos en este país, donde manifestaciones providenciales fueron tan simples, que quienes son observadores cuidadosos, no titubearon en decir que Dios venía para derrama su Espíritu, y conceder un avivamiento de religión. Hay varias maneras para que Dios nos muestre su voluntad para unas personas, a veces dando medios singulares, a veces por eventos singulares y alarmantes, a veces notoriamente favoreciendo el empleo de los medios, por el clima, la salud, etc.

2. Cuando la maldad de los perversos lastima, duele y humilla a los cristianos. A veces a los cristianos no parece importarles nada acerca de la maldad alrededor de ellos. O si hablan al respecto, es de una manera fría e insensible, como si una reforma los desesperara; están dispuestos a llamar la atención de los pecadores--no a sentir la compasión del Hijo de Dios por ellos. Pero a veces la conducta de los malvados lleva a los cristianos a orar, los quebranta, los hace entristecerse y enternecerse, para que puedan llorar día y noche, y en vez de llamar la atención y reprocharlos, esforzadamente oran por ellos. Entonces uno esperaría un avivamiento. En efecto, éste es un avivamiento que ya empezó. A veces los malvados se levantarán en oposición a la religión. Y cuando esto lleva a poner de rodillas a los cristianos para orar a Dios con lamento y lágrimas, uno puede estar seguro que va a haber un avivamiento. La prevalencia de la maldad no es evidencia en lo absoluto que no va a haber un avivamiento. Eso es con frecuencia el tiempo de Dios para la obra. Cuando venga el enemigo como río, el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Con frecuencia la primera indicación de avivamiento es que el diablo levanta algo nuevo en oposición. Invariablemente tendrá uno o dos efectos. Ya sea que lleve a cristianos a Dios o los aleje de Dios hacia alguna política carnal o que empeore las cosas. Con frecuencia de la perversidad más escandalosa de los impíos sigue un avivamiento. Si los cristianos están hechos para sentir que no tienen esperanza más que en Dios, y si aún les queda suficiente sentimiento para velar por el honor de Dios y la salvación de las almas de los impenitentes, seguramente habrá un avivamiento. Que el infierno se desparrame de fuego si quiere, y arroje tantos demonios como hay piedras en el pavimento, si sólo conduce a cristianos a orar, no podrán obstruir un avivamiento. Que Satanás se alce en revuelta y que suene la trompeta tan fuerte como le plazca, si los cristianos sólo se humillan y oran, pronto verán el brazo desnudo de Dios en un avivamiento de religión. He sabido de instancias donde el avivamiento ha roto las filas del enemigo, casi tan repentino como un rugido de trueno, y los ha dispersado--tomado a los mismos cabecillas como trofeos, y deshecho su banda en un instante.

3. Un avivamiento puede esperarse cuando los cristianos tienen un espíritu de oración por él. Esto es, cuando oran como si sus corazones estuvieran prestos para un avivamiento. A veces los cristianos no se ocupan de la oración por un avivamiento, ni siquiera cuando están animados en la oración. Sus mentes están en algo más; están orando por algo más--la salvación de los impíos o algo parecido--y no por un avivamiento entre ellos, pero cuando sienten la falta de un avivamiento, oran por él; sienten por sus familias y por donde viven, oran por ellos como si no pudieran negárseles. ¿Qué constituye un espíritu de oración? ¿Es acaso palabras cálidas y muchas oraciones? No. La oración es el estado del corazón. El espíritu de oración es un estado de deseo y ansiedad continuos de la mente por la salvación de los pecadores. Es algo que los aflige. Es lo mismo, en cuanto a la filosofía de la mente se refiere, como cuando un hombre está ansioso por algún interés mundano. Un cristiano que tiene un espíritu de oración se siente ansioso por las almas. Es el tema de sus pensamientos todo el tiempo, y lo hace ver y actuar como si tuviera una carga en su mente. Piensa en ellos de día, y sueña con ellos de noche. Esto es propiamente orar sin cesar. Las oraciones del hombre parecen fluir desde su corazón como agua--"Oh Jehová, aviva tu obra". A veces este sentimiento es muy profundo; las personas que se han postrado, que no se pueden levantar o sentar. Puedo nombrar a hombres en ese estado, de temple de acero, que se levantan con carácter elevado, que han sido molidos con dolor por el estado de los pecadores. Han de hecho sufrido dolores de parto por el alma de los pecadores hasta que estaban tan impotentes como niños. El sentimiento no es siempre tan grande como ese, pero tales cosas son mucho más comunes de lo que se supone. En los grandes avivamientos de 1826 eran comunes. Esto por ningún motivo es entusiasmo. Esto es lo que Pablo sintió cuando dice: "Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto". Supe de una persona en ese estado, que no vivía sin oración. No podía descansar día ni noche, a menos de que alguien estuviera orando. Entonces se quedaba tranquila, pero si cesaban, se estremecía en agonía hasta que hubiera de nuevo oración. Y esto siguió por dos días, hasta que prevalecieron en oración, y su alma se tranquilizó. El dolor de parto del alma es esa agonía profunda, que las personas sienten cuando se agarran de Dios para tal bendición y no lo dejan ir hasta que la reciben. No quiero que se entienda que un espíritu de oración es esencial, que la preocupación sea tan grande como esa. Pero este deseo esmerado, profundo y continuo por la salvación de los pecadores es lo que constituye el espíritu de oración por un avivamiento. Es un avivamiento que se empieza en tanto este espíritu de oración se extiende.

Cuando este sentimiento existe en la iglesia, a menos que el Espíritu sea ahuyentado al ser afligido por el pecado, infaliblemente habrá un avivamiento de cristianos e involucrará las conversiones de los pecadores a Dios. Esta ansia y congoja aumentan hasta que el avivamiento comienza. Un clérigo me contó de un avivamiento entre su gente, el cual comenzó con una mujer fervorosa y devota en la iglesia. Se llenó de ansia por los pecadores y estuvo orando por ellos, y oraba y su congoja aumentaba; finalmente acudió al ministro, habló con él, y le pidió que hiciera una reunión ansiosa, pues sentía que se necesitaba una. El ministro le dio largas, pues no sentía nada. A la semana siguiente volvió, y le pidió que hiciera una reunión ansiosa; sabía ella que alguien acudiría, pues sintió como si Dios fuera a derramar su Espíritu. Le volvió a dar largas. Finalmente ella le dijo "si no hace la reunión ansiosa, moriré, porque ciertamente habrá un avivamiento". Al domingo siguiente él anunció la reunión y dijo si había alguien que quisiera hablar con él sobre la salvación de sus almas, que los vería en la tarde. No sabía de ninguno, pero cuando llegó al lugar, para su asombro vio a muchos ansiosos que querían saber más. Ahora, ¿no creen que la mujer sabía que iba a haber un avivamiento? Llámenle como quieran, una revelación nueva, una revelación antigua, o cualquier otra cosa. Yo digo que era el Espíritu de Dios que enseñó a esa mujer de oración que iba a haber un avivamiento. "El secreto de Jehová" era para ella, y ella lo sabía. Sabía que Dios había estado en su corazón y lo llenó tanto que no lo podía contener más.

A veces los ministros han tenido esta congoja sobre sus congregaciones, de modo que sienten como si no pudieran vivir si no ven un avivamiento. A veces los ancianos y diáconos, o miembros comunes de la iglesia, hombres o mujeres, tienen el espíritu de oración por un avivamiento de religión, a fin de que se agarren y prevalezcan con Dios hasta que derrame su Espíritu. El primer rayo de luz que irrumpió en la medianoche que descansó sobre las iglesias en Oneida, en el otoño de 1825, fue de una mujer de salud débil, quien creo yo, nunca había estado en un avivamiento poderoso. Su alma se afligía por los pecadores. Estaba en agonía por la región. No sabía que la aquejaba, pero oraba más y más hasta que pareció como si la agonía destruyera todo su cuerpo. Por fin se llenó de gozo, y exclamó: "¡Dios ha llegado! ¡Dios ha llegado! No hay equivocación, la obra ha comenzado, y está sobre la región". Y ciertamente, la obra comenzó, y casi toda su familia se convirtió, la obra se propagó por casi toda esa parte de la comarca. Ahora, ¿creen que esa mujer fue engañada? Les digo que no. Sabía que había prevalecido con Dios en oración. Había tenido dolores de parto por las almas, y lo sabía. Esto no fue la única instancia, por muchas, que conocí en esa región.

Generalmente, hay pocos observantes de religión que saben algo sobre este espíritu de oración que prevalece con Dios. Me he quedado pasmado al ver tales relatos como tan seguido se publican, como si el avivamiento hubiera llegado sin ninguna causa--nadie supo de dónde ni por qué. A veces he preguntado sobre esos casos; cuando se me ha informado que nadie sabe nada al respecto hasta que un domingo ellos ven el rostro de la congregación que Dios está ahí, o que ven el avivamiento en el salón de conferencias, o en la reunión de oración, y quedan perplejos ante la soberanía misteriosa de Dios, en traer un avivamiento sin ninguna conexión aparente con los medios. Ahora fíjense. Vayan y pregunten entre los miembros desapercibidos de la iglesia, y se darán cuentan que alguien ha estado orando por un avivamiento, y lo estaba esperando--algún hombre o mujer ha estado agonizando en oración por la salvación de los pecadores, hasta que alcanza la bendición. Pueden estar dormidos el ministro y el cuerpo de la iglesia, y repentinamente se despiertan, como un hombre justo que se frota los ojos para abrirlos, y que corre por todos lados en el cuarto tirando cosas, y preguntándose de dónde viene todo ese entusiasmo, pero aunque pocos lo saben, pueden estar seguros de que ha habido alguien en la torre del vigía; constante en oración hasta que llega la bendición. Generalmente un avivamiento es más o menos extensivo, como hay personas más o menos que tienen el espíritu de oración. Pero no dedicaré más tiempo a ese tema, pues viene el tema de la oración en este curso de conferencias.

4. Otra señal de que un avivamiento puede esperarse es cuando la atención de los ministros está especialmente dirigida a ese objetivo en particular, y cuando se centra en la predicación y demás esfuerzos y particularmente en la conversión de los pecadores. La mayoría de las veces las labores de los ministros, parecieran, están dirigidas a otros objetivos. Parecen predicar y trabajar sin ningún plan en particular para efectuar la conversión inmediata de los pecadores. Y entonces no se necesita esperar que haya un avivamiento bajo su predicación. Nunca habrá un avivamiento hasta que alguien se esfuerce para ese fin. Pero cuando la atención de un ministro está dirigida al estado de las familias en su congregación, y su corazón está lleno de sentimiento por un avivamiento, y cuando pone sus esfuerzos apropiados para ese fin, entonces ustedes podrán prepararse para esperar un avivamiento. Como expliqué la semana pasada, la conexión entre el uso correcto de los medios para un avivamiento, y un avivamiento, es tan filosóficamente seguro como entre el uso correcto de los medios para levantar semilla, y un cultivo de trigo. Creo, de hecho, que es más seguro, y hay pocas instancias de fracaso. El efecto es más seguro que siga. La importancia primordial de las cosas espirituales hace que sea razonable que deba ser así. Tómese la Biblia, la naturaleza del caso, y la historia de la iglesia toda junta, y encontrarán muy pocos fracasos en el uso de los medios para un avivamiento, que en agricultura, o cualquier otra ocupación del mundo. En las ocupaciones del mundo a veces hay casos donde las causas opuestas acaban con todo lo que el hombre puede hacer. En levantar la semilla, por ejemplo, hay casos en que están más allá del control del hombre, tales como sequía, crudo invierno, plagas, y demás. Así en la labor de promover un avivamiento, puede haber cosas que ocurran para frustrarlo, algo u otra alteración para desviar la atención pública de la religión, que puede desanimar cada esfuerzo. Pero creo que hay menos casos en el mundo moral que en el natural. Rara vez he visto a un individuo fallar, cuando utiliza los medios para promover un avivamiento con denuedo, en la manera señalada en la palabra de Dios. Creo que un hombre puede entrar en la obra de promover un avivamiento, con una expectativa tan razonable de éxito, con la misma expectativa, como del agricultor que tiene un cultivo cuando planta su semilla. A veces he visto esto intentarse y tener éxito bajo las circunstancias más ominosas que se puedan concebir.

El gran avivamiento de Rochester empezó bajo las circunstancias más desventajosas que uno se pueda imaginar. Parecía como si Satanás hubiera interpuesto cada obstáculo para un avivamiento. Tres iglesias tenían diferencias; una no tenía ministro; otra estaba dividida y a punto de despedir a su ministro. Un anciano de la tercera iglesia presbiteriana había sido culpado de conducta poco cristiana contra el pastor de la primera iglesia, e iban a tener un juicio en el presbiterio. Luego de que la obra empezó, una de las cosas era la gran piedra que la iglesia puso, y creó pánico. Entonces una de las iglesias prosiguió y despidió a su ministro en medio de esto. Otra iglesia casi se resquebraja. Muchas otras cosas ocurrieron, de modo que parecía como si el diablo estuviera determinado en desviar la atención pública del asunto de la religión. Pero había unos casos excepcionales del espíritu de oración que nos aseguraban que Dios estaba ahí, y al continuar Satanás se oponía más, el Espíritu del Señor levantó la bandera cada vez más alta hasta que finalmente la ola de salvación pegó en el lugar.

5. Un avivamiento puede esperarse cuando los cristianos empiezan a confesar sus pecados los unos con los otros. En otras ocasiones, confiesan de manera general, como si se esforzaran a medias. Pueden hacerlo con lenguaje elocuente, pero no quiere decir nada. Pero cuando hay un derrumbamiento ingenioso, y derramamiento de corazón en hacer confesión de los pecados de ellos, el dique se rompe y la salvación fluye por todo el lugar.

6. Un avivamiento puede esperarse cuando los cristianos se encuentran dispuestos a hacer el sacrificio necesario para realizarlo. Deben estar dispuestos a sacrificar sus sentimientos, negocios, su tiempo, para ayudar a poner en marcha la obra. Los ministros deben estar dispuestos a esforzase y arriesgar su salud y vida. Deben estar dispuestos a ofender al impenitente mediante un trato claro y fiel, y quizá ofender a muchos miembros de la iglesia quienes no sigan con la obra. Deben tener una postura decisiva con el avivamiento sin importar las consecuencias. Deben estar preparados para continuar la obra, aunque deban perder los afectos de todo impenitente, y de toda la parte fría de la iglesia. El ministro debe estar preparado, si es la voluntad de Dios, de ser sacado del lugar. Debe estar determinado a ser directo y dejar todo el evento con Dios.

Supe de un ministro que tenía a un joven trabajando con él en un avivamiento. El joven predicaba con bastante sencillez y a los perversos no les caía bien él. Decían: "Nos cae bien nuestro ministro y quisiéramos que nos predicara". Finalmente hablaron tanto que el ministro le dijo al joven, "Señor tal y tal, eso nos da tanto a mi apoyo y dice tal y tal. El señor A lo dice, y el señor B lo dice. Yo creo que debemos romper nuestra sociedad si usted continúa predicando, y yo creo que es mejor que no predique más". El joven se fue, y el Espíritu de Dios de inmediato se retiró del lugar, y el avivamiento quedó inconcluso. El ministro, al ceder a los deseos malvados de los perversos, lo alejó. Tenía miedo que el diablo lo alejara de su gente, y al complacer al diablo, ofendió a Dios. Y Dios acomodó los eventos de tal modo que al poco tiempo tuvo que dejar a su gente después de todo. Se encargó de estar entre el diablo y Dios, y Dios lo despachó.

La gente también debe estar dispuesta a tener un avivamiento, que el sacrificio sea el que deba ser. No les servirá decir: "Estamos dispuestos a asistir a tantas reuniones, pero no a todas". O, "estamos dispuestos a tener un avivamiento si no interfiere con nuestros asuntos de negocios o nos impide ganar dinero". Les digo que tales personas nunca tendrán un avivamiento, hasta que estén dispuestas a hacer lo que sea y sacrificar lo que sea, lo que Dios les indique para cumplir con su deber. Los comerciantes cristianos deben estar dispuestos a cerrar sus tiendas por seis meses si es necesario para realizar un avivamiento. No quiero decir que se deba hacer, o que sea ese el deber. Pero si debe haber un estado tal de sentimiento como para requerirlo, entonces debe ser nuestro deber, y deben estar dispuestos a cumplirlo. Deben estar dispuestos a cumplirlo si Dios llama, y fácilmente puede incendiar las tiendas si no lo cumplen. De hecho, no debo lamentarme al ver un avivamiento en Nueva York, como para hacer que cada comerciante en la ciudad cierre sus tiendas hasta la primavera, y decir que ha vendido suficientes productos, y ahora daría todo su tiempo para llevar a los pecadores a Cristo.

7. Un avivamiento puede esperarse cuando los ministros y observantes están dispuestos a que Dios lo promueva mediante los instrumentos que quiera. A veces los ministros no están dispuestos a tener un avivamiento si no tienen la administración, o si su agencia no pueda ser obvia para promoverlo. Quisieran prescribir a Dios en lo que dirigirá y bendecirá, y lo que los hombres propongan. No tendrán nuevas medidas. No pueden tener nada de esa predicación con una luz nueva, o de estos nuevos evangelistas que van por el país predicando. Tienen mucho qué decir acerca de la soberanía de Dios, y que él tendrá avivamientos a su manera y tiempo. Pero entonces tiene él que escoger para tenerlo a la manera de ellos, o ellos no harán nada. Tales hombres se duermen hasta que son despertados por la trompeta del juicio, sin un avivamiento a menos que estén dispuestos a que Dios venga a su manera--si no están dispuestos a tener lo que sea o emplear a cualquiera que haga el mejor bien.

8. Estrictamente debo decir que cuando las cosas acabadas de mencionar ocurren, un avivamiento, hasta el mismo grado, ya existe. En realidad, un avivamiento debe esperarse cuando se necesite. Si necesitamos ser avivados es nuestro deber ser avivados. Si es el deber, es posible, y debemos alistarnos para avivarnos nosotros mismos, y, depender de la promesa de Cristo que está con nosotros para hacer discípulos siempre y en todo lugar, debemos trabajar para avivar a cristianos y convertir pecadores, con la expectativa confiable de éxito. Por tanto, cuando la iglesia necesite avivamiento, debe y puede ser avivada y ver a los pecadores convertirse a Cristo. Cuando esas cosas se ven que se acaban de mencionar en los encabezados, que los cristianos y ministros sean motivados y a saber que una buena obra ya ha empezado. Que continúe.

OBSERVACIONES

1. Hermanos, pueden ver por nuestro tema, si necesitan o no un avivamiento aquí, en esta iglesia, y en esta ciudad; y si van tener o no uno. Los ancianos de la iglesia, hombres, mujeres, y cualesquiera de ustedes, y todos ustedes, ¿qué dicen?

¿Necesitan un avivamiento aquí?

¿Esperan tener uno?

¿Tienen alguna razón para esperar uno?

No tienen que nublarse al respecto, pues saben, o pueden saber si quieren, si tienen alguna razón para buscar un avivamiento aquí.

2. Verán por qué no tienen un avivamiento. No es sólo porque no quieran uno, porque no están orando por uno, ni porque estén ansiosos por uno, ni haciendo ningún esfuerzo por uno. Apelo a sus conciencias. ¿Están esforzándose ahora para promover un avivamiento? Ustedes saben, hermanos, la verdad al respecto. Se levantarán y dirán que se han esforzado por un avivamiento y han estado desilusionados, que han clamado a Dios "¿volverás darnos vida? ¿Acaso no lo hará Dios?

3. ¿Acaso no desean un avivamiento? ¿Acaso no tendrán uno? Si Dios les preguntara en este momento con voz audible desde el cielo, "¿quieren un avivamiento?" ¿Se atreverían a decir que sí? ¿Estarían dispuestos a hacer los sacrificios? ¿Responderían, "Sí"?, "¿cuándo empieza?" ¿Responderían, "que empiece esta noche, que empiece aquí, que en mi corazón empiece AHORA?" ¿Se atreverían a decírselo a Dios, si oyeren su voz esta noche?

 

 

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